John Locke

John Locke fue filósofo, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de retórica y pedagogo. Sin embargo hoy en día se le recuerda como filósofo y pedagogo. Sus ideas influyeron en Montesquieu, Voltaire y Rosseau, y gracias a los dos primeros, se extendieron por el continente europeo. Conoció a gente muy importante de su tiempo como Joseph Dryde, Isaac Newton y Robert Boyle. Estos dos últimos y locke fueron de los primeros miembros de la Royal Society. Sus ideas de libertad y resistencia frente al poder absoluto de los monarcas influyeron en los filósofos que crearon la ideología burguesa de la Revolución Francesa y la Revolución Americana (la Independecia de los EEUU) y en la constitución de este último país.

BIOGRAFÍA

John Locke (Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704), fue hijo de un procurador y pequeño propietario rural que, cuando estalló la guerra civil, sirvió como capitán de caballería en el ejército parlamentario. Nació en Wrington, a 12 millas de Bristol. Fue bautizado el mismo día, pero poco después, la familia Locke se mudó a Pensford, donde el pequeño John se crió en una casa estilo Tudor. Se educó en la prestigiosa Westminster School de Londres (1646-1651), en la que estudió el secundario, donde fue enviado bajo el patrocinio del político inglés Alexander Popham, y en la Christ Church de Oxford (perteneciente a la Universidad de Oxford), donde entró en 1652 como junior student. Aunque le decepcionó los estudios universitarios, ya que él hubiese preferido estudiar a Descartes en vez de a Arsitóteles, en 1659 consiguió una beca senior, lo cual indica que fue del agrado de sus profesores, beca de la cual fue privado en 1684. En 1658 se convirtió en tutor y profesor de griego. En total, estudió en la Universidad de Oxford durante más de 30 años, aunque interrumpidos. Poco se sabe de sus primeros estudios de medicina, salvo que no fueron continuos y fueron interrumpidos, y que no obtuvo el grado de doctor en Medicina, sino el de licenciado. En 1666 rechazó un trabajo clerical, aunque este suponía un ascenso en su carrera.

El mentor de Locke en Oxford fue Robert Boyle, el lider del grupo científico de Oxford, que después se convirtió en la Royal Society.

Sus conocimientos médicos, aunque aún no se había graduado, y la práctica médica le llevó a conocer a Lord Ashley, que después de 1672 fue conde de Shaftesbury. El encuentro, que fue fortuito, tuvo un inmediato efecto en la carrera de Locke. Sin hacer uso de sus conexiones con Oxford, se convirtió en un miembreo de la Casa de Shaftesbury y parece que pronto fue considerado como indispensable en todos los asuntos domésticos y políticos de la familia. Locke salvó la vida del patriarca mediante una hábil operación, arregló un matrimonio conveniente para el futuro conde, asistió a la mujer en el parto, vigiló la salud y dirigió la educación de su hijo. Asistió al ya conde en sus negocios públicos y privados y en su carrera política, y le sirvió también en su participación en el gobierno. Cuando el conde de Shaftesbury fue nombrado Ministro de Justicia en 1672, Locke fue nombrado, en primer lugar, secretario de dicho Ministerio y más tarde, del de Comercio. En 1675 su vida política terminó cuando acabó la de su jefe.

En 1689, Locke publicó la primera edición de Los Dos Tratados de Gobierno, aunque Locke nunca reconoció en su vida este hecho. Posteriores ediciones fueron publicadas en años sucesivos, porque Locke nunca quedó satisfecho de las publicaciones, por contener numerosos errores. Locke empieza describiendo el Estado Natural (State of Nature), anterior a cualquier tipo de gobierno o estado. En este Estado Natural, todos los hombres son creados iguales por Dios. Partiendo de esta base, Locke explica la hipotetica aparición de la propiedad y la civilización. Sólo son gobiernos legítimos los que tienen el concenso del pueblo. En teoría, cualquier gobierno que es ilegítimo puede ser derrocado.

Estas ideas le valió el exilio en 1683 en Holanda, bajo sospecha de estar involucrado en el complot de Rye House, aunque hay poca evidencia de que ello fuera cierto.

Locke volvió a Inglaterra en 1688, en el mismo barco en que viajó la esposa de Guillermo de Orange-Nassau, que reinó en Inglaterra bajo el nombre de Guillermo III, tras el triunfo de la Revolución Gloriosa. Desde entonces hasta el fin de su vida, John Locke se hospedó en casa de su amiga cercana, Lady Masham, en donde, tras sufrir varios ataques de asma, murió en 1704. En esa casa conoció al poeta John Dryden y al científico Isaac Newton.

Fue el padre del empirismo moderno, escuela filosófica opuesta en gran medida al racionalismo del continente. Esta escuela nace de Aristóteles, y en la Antiguedad se basó en la experiencia, en la técnica y el trabajo productivo.

Locke sostiene que hay una ley natural que rige a la Naturaleza y al hombre, y que es anterior a toda organización social. Esta ley consagra la vida, la libertad y la propiedad. Pero la ausencia de una autoridad superior impide garantizar que los derechos y deberes que la ley natural prescribe sean respetados por todos. Para defender estos derechos surge la sociedad, el derecho y la autoridad. La sociedad nace del consentimiento (contrato social) de los individuos que buscan proteger sus derechos naturales a la vida, a la libertad y a la propiedad. La sociedad, a través de su ordenamiento jurídico, tiene su razón de ser en el garantizar la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. El Estado no tiene otro fin que el de velar por los individuos, por su bienestar y su propiedad, la cual no tiene derecho a enajenar. Y para amparar al individuo de una potencial exacerbación del poder estatal, Locke propugna la división equilibrada del poder político en legislativo y ejecutivo.

Trata la religión como un asunto privado, cosa que hoy nos parece en el mundo occidental como muy normal y lógico, pero en aquella Inglaterra que se debatía en la guerra de las religiones, la lucha entre el anglicanismo y el catolicismo, no era visto tan normal por sus contemporáneos.

Pero lo que nos importa aquí es su énfasis en la libertad. El énfasis en la libertad de la persona implica necesariamente que las creencias no pueden ser impuestas por la fuerza. La publicación de su Carta sobre la Tolerancia generó un intenso debate sobre si el gobierno tenía derecho a usar la fuerza, si era necesario, para que los disidentes reflexionaran sobre los méritos del anglicanismo como verdadera religión. La respuesta de Locke es negativa. La carta apela a las conciencias de aquellos que han perseguido, atormentado, destruido o matado a otros hombres por motivos religiosos.

La libertad implica necesariamente que las creencias no pueden ser impuestas por la fuerza. En asuntos privados, cada uno decide cual es el rumbo a seguir; y en temas de conciencia religiosa, también. El cuidado del alma es algo propio de cada individuo.

La iglesia es una asociación voluntaria de hombres y no tiene jurisdicción alguna en asuntos terrenales, que son competencia del gobierno. Se ven claramente, pues, los principios de la separación de poderes entre el Estado y la Iglesia.

Locke es un firme defensor de la propiedad. La propiedad es anterior a la propedad civil, y la propiedad no sólo beneficia al propietario, sino también a la sociedad en su conjunto. La propiedad es natural y bienhechora, no sólo para el hombre, sino para el conjunto de la humanidad. "El que se apropia de una tierra mediante su trabajo no disminuye sino que aumenta los recursos comunes del género humano". La propiedad confiere la felicidad y la mayor felicidad coincide con el mayor poder: "La mayor felicidad no consiste en gozar de los mayores placeres, sino en poseer las cosas que producen los mayores placeres". De esta forma queda definido un "hedonismo capitalista".

Para garantizar la propiedad, los hombres salen del estado de naturaleza y constituyen una sociedad civil "cuyo fin principal es la conservación de la propiedad". "El gobierno -escribe también Locke- no tiene más fin que la conservación de la propiedad." Hay que observar que aquí Locke emplea más o menos indiferentemente -según parece- las expresiones "sociedad civil" y "gobierno". Para Locke la función del gobierno consiste menos en gobernar que en administrar y legislar.

Locke está a favor de la represión del Estado, incluida la pena de muerte, en defensa de la propiedad.




EN RESUMEN:

Hay una ley natural anterior a toda organización social. Esta ley natural consagra los derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad. El Estado, con sus leyes, debe garantizar estos derechos. El gobierno sólo tiene derecho al uso de la fuerza para defender estos derechos, no para transgedirlos. Las leyes deben proteger estos derechos.

División de poderes entre legislativo y gobierno, y entre el Estado y la Iglesia. La conciencia religiosa de cada uno es un tema privado. El Estado no debe legislar en este tema.




SUS ESCRITOS ECONÓMICOS

Los escritos económicos de John Locke no compiten en importancia con sus escritos económicos. En ellos trata de cuestiones particulares relacionadas con las necesidades políticas del momento. Ni él hizo, ni nadie hizo hasta entonces ningún intento de aíslar el hecho de la riqueza y convertirlo en el sujeto principal de una ciencia especial y separada de la filosofía política. La dirección del comercio y de la industria se llevaba a cabo como parte del deber del estadista;pero en el siglo XVII, comenzó a llevarse con menos rigor que antes, al tiempo que se abrían nuevos problemas para el desarrollo de la vida nacional. Las colonias americanas, la empresa de la East India Company, el conflicto con Irlanda (la rebelión irlandesa de 1641 y la conquista de Irlanda por Cromwell), la rivalidad comercial con Holanda y Francia, así como los temas de la fijación de los tipos de interés y de la moneda ocupaban a una multitud de escritores en la segunda mitad del siglo. Las propias contribuciones de Locke fueron ocasionados por los problemas financieros que tuvo que afrontar el nuevo gobierno posterior a la Revolución Gloriosa. Sus reflexiones sobre la tasa de interés muestran la creciente desaprobación a la interferencia del Estado. John Locke señala los obstáculos al comercio que se producen cuando las tasas de interés son fijadas por ley, y argumenta en favor de la libertad, por lo que él llama, en palabras que recuerdan a Adam Smith, "el interés natural del dinero". El dinero "hace girar la ruedad del dinero", por lo que su circulación no debe ser entorpecida. Ni escribe nada en contra de la interferencia del Estado en cuestiones de comercio ni es ajeno al lenguaje de los mercantilistas. La riqueza consiste en la abundancia de oro y plata, ya que estos disponen de todas las cosas convenientes para la vida. por tanto, "en un país que no dispone de minas [de oro y plata], sólo hay dos maneras de conseguir riquezas: la conquista y el comercio". Para los ingleses, la única vía es el comercio. Y Locke condena "la política de algunos reinos" que "tenían que competir con nosotros por el dominio del mar". en la parte final de Algunas Consideraciones sobre las Consecuencias de la Rebaja del Interés y de aumentar el Valor del Dinero (1691), Locke hizo hincapié en la importancia de una medida uniforme estable y uniforme; cuatro años más tarde, en sus Posteriores Consideraciones, defendió su opinión en contra de las propuestas que entrañen ua depreciación de la moneda, que William Lowndes, Secretario (Ministro) del Tesoro (Hacienda) había expuesto en su Ensayo para la Modificación de las Monedas de Plata (1695). En la disputa salió ganando el filósofo en contra del político.




TEORÍA DE LA PROPIEDAD:

Locke usa la palabra propiedad en dos sentidos: uno amplio y otro estrecho. En un sentido amplio, la propiedad cubre cualquier interés y aspiración humana. En sentido estrecho, se refiere a bienes materiales. Locke argumenta que la propiedad es un derecho natural y que deriva del trabajo.

Locke creyó que la propiedad es creada por la aplicación de trabajo. La propiedad precede al gobierno y el gobierno no puede "disponer arbritariamente de los bienes de los sujetos". Posteriormente Marx criticó, como era de esperar, la teoría de la propiedad de Locke.




LOS LÍMITES A LA ACUMULACIÓN

El trabajo crea propiedad, pero también contiene limites a la acumulación: la capacidad del hombre para producir y para consumir. De acuerdo con Locke, la propiedad no utilizada es un desperdicio y una ofensa contra la naturaleza. Sin embargo, con la introducción de los productos duraderos, los bienes perecederos se pueden intercambiar por otros mas durables y no ofender la ley natural. La introducción del dinero marca la culminación de este proceso. El dinero hace posible la acumulación ilimitada de bienes sin desperdicio de bienes. También incluye el oro y la plata como dinero porque puede ser "atesorado sin perjuicio para nadie". La acumulación del dinero elimina los límites a la acumulación. La desigualdad se produce por el acuerdo tácito del uso del dinero, no por el contrato social que establece la sociedad civil o la ley que regula la propiedad de la tierra. Locke es consciente del problema social que plantea la acumulación ilimitada, pero no considera esta su tarea. Afirma que el gobierno debe intervenir para moderar el conflicto entre la acumulación ilimitada de la propiedad y una distribución más equitativa de la riqueza, pero no afirma ningún principio el gobierno debería aplicar para solucionar este problema. Sin embargo, no todos los elementos de su pensamiento forman un todo consistente. Locke, por una parte, piensa que el trabajo es el orígen de la propiedad, pero por otra parte, no considera que deba ponerse un límite a la acumulación de propiedades.




TEORÍA DEL PRECIO Y DEL VALOR

La teoría del valor de Locke fue un poco contradictoria e inconsistenete. En 1690, en su Tratados, Locke propone una teoría del valor-trabajo. En 1692, en sus Consecuencias, John Locke se adhiere a una teoría del valor basada en la demanda. John Law hizo más tarde mucho por clarificar esto.

La teoría del valor y del precio de Locke contenida en sus Consecuencias es una teoría de la oferta y la demanda. "El precio de cualquier bien sube o baja en proporción al número de compradores y vendedores" y, "lo que regula el precio... [de las mercaderías] no es más que su cantidad en proporción a la renta." La teoría cuantitativa del dinero es un caso especial a la teoría general. Independientemente de si la demanda de dinero es ilimitada o constante, Locke llega a la conclusión de que, en lo que respecta al dinero, la demanda es regulada exclusivamente por su cantidad. También investiga los determinantes de la oferta y demanda. Por parte de la demanda, los bienes, en general, son considerados valiosos porque pueden ser cambiados, consumidos y son escasos. Por parte de la oferta, los bienes son ofrecidos porque producen un flujo de ingresos.

En su teoría del valor trabajo contenida en su Tratados, Locke asegura que, en el Estado Natural que precede a la aparición del estado, la tierra y los productos que ella naturalemente genera, tienen un valor según la cantidad de trabajo necesaria para su apropiación. Esta teoría contrasta con la de Hobbes, que cocibió la propiedad sólo como una garantía del Estado, y la de Grocio, que sostuvo que la propiedad deriva sólo del consentimiento social.




TEORÍA MONETARIA


Locke distingue estas dos funciones del dinero; como "contador" de la medida del valor y como "garantía" para reclamar bienes. Locke cree que, el oro y la plata, como opuestos al papel moneda, son la moneda apropiada para las transacciones internacionales. El oro y la plata, dice él, son tratados igual por toda la humanidad, y pueden, por tanto, ser tratados como garantía por cualquiera, mientras que el papel moneda sólo es válido durante dure el gobierno que lo emite.

Siguiendo a Jean Bodin, John Locke establece los principales elementos de la Teoría cuantitativa del dinero, especialmente el concepto de velocidad, en su obra Consideraciones.

Locke asegura que un país debería buscar una balanza comercial favorable para no quedarse atrás de otros países y sufrir una pérdida ejn su comercio. Ya que la masa monetaria mundial crece constantemente, un país debe siempre buscar ampliar su propia reserva monetaria. Locke desarrolla su teoría de los intercambios internacionales y afirma que además de los movimientos de mercancías básicas, hay movimientos del stock de dinero y del capital, y que unos y otros determinan los tipos de cambio. El último es menos importante y menos volatil que los movimientos de mercancías básicas. En cuanto a la masa monetaria de un país, si es grande en realción a la de otros países, esto hará que el tipo de cambio se eleve por encima de la par.

Locke prepara estimaciones de las exigencias de efectivo para distintos grupos sociales, terratenientes, trabajadores y comerciantes. En cada grupo, las exigencias de dinero en efectivo están íntimamente relacionadas con la longitud del período de pago. Asegura que los comerciantes - intermediarios -, cuyas actividades amplían el circuito monetario y cuyos beneficios se comen las ganancias de los propietarios y los trabajadores, tienen una influencia negativa, tanto en la vida personal como en la economía pública a la cual se supone que contribuyen.




LA TASA DE INTERÉS

Lock previó que la fijación legal de la tasa de interés a un nivel bajo llevaría a un colapso del comercio, porque la tasa de interés no reflejaría la "natural escasez" del dinero. Un colapso del comercio llevaría, alternativamente, o a una disminución de la producción o de los precios. Si estos últimos bajan, los productos ingleses serán más baratos y las extranjeras más bajas, y "ambas nos llevarán a la pobreza". a diferencia de Mun, Locke no ve esto como un acicate a las exportaciones y la producción.

El Ensayo de Cantillon


Hay evidencia, tanto de su correspondencia como de los testimonios de sus amigos que, Cantillon escribió mucho más que el Ensayo sobre el Comercio en General, la única obra que de él conocemos y la única obra por la que él es conocido. Se sabe que Cantillon comenzó a escribir en 1718, cuando vivía en Paris, cuando las acciones de la compañía aun estaban subiendo, pero la única obra que conocemos es una copia en francés del Ensayo. Hay evidencias de que el Ensayo estuvo circulando en francés por Francia durante muchos años, antes de ser publicado en 1755. No se sabe en que idioma fue originalmente escrito el Ensayo, y aunque se cree que la versión en francés que conocemos es una traducción de una versión anterior del inglés, esto no demuestra nada, ya que muchos libros eran publicados en el extranjero para eludir la censura en Francia. Incluso la versión francesa que conocemos pudo ser traducida del inglés por el propio Cantillon. Incluso se conoce gente que leyó la versión inglesa, y se conoce incluso las fechas en las que fue publicado en inglés. Pero la única versión que sobrevivió fue la francesa.

A continuación ofrecemos un resumen.

PARTE I

CAPÍTULO 1 - DE LA RIQUEZA

"La tierra es la fuente o materia de donde se extrae la riqueza, y el trabajo del hombre es la forma de producirla. En sí misma, la riqueza no es otra cosa que los alimentos, las comodidades y las cosas superfluas que hacen agradables la vida."
Cantillon sólo encuentra dos factores productivos: la tierra y el trabajo. Desconoce el capital. Esto es bastante lógico en una economía precapitalista.

CAPÍTULO 2 - DE LAS SOCIEDADES HUMANAS

En este capítulo, Cantillon postula la inevitabilidad de las desigualdades sociales.

Sea cualquiera la manera de formarse una sociedad humana, la propiedad de las tierras donde se asienta pertenecerá necesariamente a un pequeño número de personas... Aun sí el príncipe distribuye las tierras por lotes iguales entre todos los moradores, en definitiva irán a parar a manos de un pequeño número. Un habitante tendrá varios hijos, y no podrá dejar a cada uno de ellos una porción de tierra igual a la suya; otro morirá sin descendencia, y legará su porción a quien ya tiene alguna, mejor que a otro desprovisto de ella; un tercero será holgazán, pródigo o enfermizo, y se verá obligado a vender su porción a otro que sea frugal y laborioso, quien irá aumentando continuamente sus tierras mediante nuevas compras, empleando para explotarlas el trabajo de quienes, careciendo de tierras propias, se verán obligados a ofrecer su trabajo para subsistir.

Cantillon habla en este capítulo de 3 clases sociales, los terratenientes, los colonos y el príncipe o gobierno.

CAPÍTULO 3 - DE LOS PUEBLOS

En este capítulo, Cantillon habla de que el nº de pueblos y su tamaño depende de la fertilidad de la tierra y de que se aposenten en ellas los señores terratenientes o no.

CAPÍTULO 4 - DE LOS BURGOS

Los burgos son pueblos donde se celebra, una o dos veces por semana, mercado. Cntillon habla de las ventajas de los mercados, que concentran la oferta y la demanda en una sola localidad.

CAPÍTULO 5 - DE LAS CIUDADES

Los pequeños propietarios de tierras viven en las aldeas, pueblos y burgos, cerca de ellas. Pero los grandes propietarios pueden vivir en las ciudades. En ellas se instalan toda clase de artesanos y comerciantes, amén de sus criados y sirvientes. En ellas el rey establece tribunales de justicia. En las ciudades también se establecen obradores y manufacturas. El tamaño de las ciudades pedenderá del nº de terratenientes que en ellas se establezcan, de lo productivas que sean sus tierras, una vez deducidas el importe de los transportes necesarios para trasladar las mercaderías.

CAPÍTULO 6 - DE LAS CIUDADES CAPITALES

En la capital de cada reino residen el rey y su gobierno, los tribunales de justicia de última instancia, los principales terratenientes y los sirvientes y criados de todos ellos.

CAPÍTULO 7 - EL TRABAJO DE UN LABRADOR VALE MENOS QUE EL DE UN ARTESANO

El hijo de un labrador empieza a ayudar a su padre entre los 7 y los 12 años en las tareas menos especializadas, pero si aquel llevara a su hijo al taller de un artesano, al menos tendría que estar de aprendiz unos 7 años, durante los cuales el padre tendría que pagar al artesano la manutención del chico.

La vida de un hombre (como individuo activo) no se calcula más que en diez o doce años, y como se pierden varios en aprender un oficio, la mayor parte de los cuales exige en Inglaterra siete años de aprendizaje, un labrador nunca se avendría a que su hijo lo aprendiese, si las gentes de oficio no ganasen más que los agricultores... Así pues quienes emplean artesanos o gente de oficio, necesariamente deben pagar por su trabajo un precio más elevado que el de un labrador u obrero manual; y este trabajo será necesariamente caro, en proporción al tiempo que se pierda en aprenderlo, y al gasto y al riesgo precisos para perfeccionarse en él.


En la página de la Wikipedia relativa a Cantillon, el autor desconocido dice:

Este artículo se refiere a la determinación de los salarios y en él se reflejan los mismos motivos que decenios más tarde mostraría Adam Smith. Por ello sostengo que esa parte de La riqueza de las naciones es un mero plagio de la obra de Cantillon.

Yo recogo esta opinión. Lo cierto es que Adam Smith conoció la obra de Cantillon porque la nombra en la Riqueza de las naciones. En Wikipedia en inglés, se dice:

His work is quoted by Adam Smith in his Wealth of Nations.
CAPÍTULO 8 - LOS ARTESANOS GANAN, UNOS MÁS, OTROS MENOS, SEGÚN LOS DISTINTOS CASOS Y CIRCUNSTANCIAS

Los oficios que reclaman más tiempo para perfeccionarse en ellos, o más habilidad y esfuerzo, deben ser, naturalmente, los mejor pagados... Las artes y oficios que llevan consigo ciertos riesgos y peligros, como en el caso de los fundidores, marineros, mineros de plata, etc., deben ser pagados en proporción a dichos riesgos. Cuando, además de los peligros, se exige habilidad, la paga será todavía más alta; tal ocurre con los pilotos, buzos, ingenieros, etc. Cuando se precisa capacidad y confianza se paga todavía más caro el trabajo, como ocurre con los joyeros, tenedores de libros, cajeros y otros.


CAPÍTULO 9 - EL NÚMERO DE LABRADORES, ARTESANOS Y OTROS, QUE TRABAJAN EN UN ESTADO, GUARDA RELACIÓN, NATURALMENTE, CON LA NECESIDAD QUE DE ELLOS SE TIENE.

El título es bastante explicativo del contenido del capítulo. Sólo añadir que al final, Cantillon se muestra contrario a las Escuelas de Caridad en Inglaterra y a las escuelas de artesanos en Francia.

CAPÍTULO 10 - EL PRECIO Y EL VALOR INTRÍNSECO DE UNA COSA EN GENERAL ES LA MEDIDA DE LA TIERRA Y DEL TRABAJO QUE INTERVIENE EN SU PRODUCCIÓN.

Cantillon considera dos valores o precios:

- el valor intrínseco de cada producto, equivalente al coste de producción, considerando los beneficios de los comerciantes como un factor más del coste de producción. El valor intrínseco depende de la cantidad de tierra y trabajo que entra en su producción, teniendo en cuenta también que hay tierras y trabajos de diferente calidad.

La cantidad del producto de la tierra, y la cantidad, lo mismo que la calidad, del trabajo, se reflejarán necesariamente en el precio... También se advierte que el precio pagado por esos encajes basta para atender al sustento de una persona durante catorce años, y para pagar, por añadidura, los beneficios de todos los empresarios y comerciantes interesados.


- el precio de mercado, que depende de la abundancia o escasez de los difernetes productos en cada año.

El precio de mercado, en los años de escasez, estará por encima del valor intrínseco (coste de producción), y en los años de abundancia, por debajo de él.

Sin embargo, en las sociedades bien administradas, lo precios de los artículos, y mercaderías en el mercado, cuyo consumo es bastante constante y uniforme, no difieren mucho del valor intrínseco.

Es raro, pero después de considerar la tierra y el trabajo como los dos únicos factores de producción, no nombra para nada la renta de la tierra como un factor más del valor intrínseco de las cosas. Y si nombra al beneficio de los comerciantes como parte de ese valor intrínseco. Esto se contradice con el capítulo 1 que sólo nombra a la tierra y al capital como factores de producción.

Por último, como se recoge en este enlace, señalar que Cantillon se acerca a la paradoja del agua y los diamantes.

CAPÍTULO 11 - DE LA PROPIEDAD O RELACIÓN ENTRE EL VALOR DE LA TIERRA Y EL VALOR DEL TRABAJO.

Cantillon considera que la tierra y el trabajo son los dos únicos factores de producción; sin embargo, en este capítulo, evalua que el trabajo se puede valorar en términos de las cosas necesarias (obviamente, obvia las superfluas) para el mantenimiento de la fuerza de trabajo, como diría Marx. Y como todas estas cosas necesarias para la vida se obtienen de la tierra, es decir, trigo, carne, legumbres, hortalizas, lana y cáñamo para los vestidos, etc. los dos factores de producción se puede valorar en términos de uno sólo, la tierra.

Un ejemplo, totalmente inventado por mi, sería: si realizar una diligencia le cuesta al artesano medio año de trabajo, y el artesano necesita 3 acres de tierra de calidad media para mantenerse y para mantener a su familia (teniendo en cuenta que el artesano tiene un nivel de vida superior al de un esclavo o al de un labrador por lo que se ha visto en los capítulos anteriores; por ejemplo, el artesano comería carne 3 veces a la semana y bebería vino o cerveza todos los días y los anteriores rara vez; así un esclavo y su familia necesitaría el producto de 1,5 acres por año y el labrador y su familia 2 acres), la diligencia valdría tanto como el valor del producto de 1 acre y medio de tierra obtenido en un año.

En definitiva, todo se mide en función de la tierra necesaria para producirlo y de la tierra necesaria para mantener a los trabajadores que lo producen y sus familias. O sea, todo se mide en función de la tierra.

Todo esto tiene alguna relación con Carlos Marx y con Quesnay, pero mejor no anticipar esto de momento.

CAPÍTULO 12 - TODAS LAS CLASES Y TODOS LOS HOMBRES DE UN ESTADO SUBSISTEN O SE ENRIQUECEN A COSTA DE LOS PROPIETARIOS DE LAS TIERRAS.

Los propietarios de las tierras reciben un tercio de la producción de las mismas, y el granjero los dos tercios restantes. Como la mitad de los habitantes del país viven en las ciudades, y la otra mitad en el campo, entonces el granjero cede un sexto del producto de esta a las ciudades a cambio de las mercancias que de ellos recibe; el propietario gasta enteramente su tercio, o los dos sextos en productos de la ciudad; resulta que los tres sextos o una mitad del producto de la tierra acaba en las ciudades.

Aquí se ve un esbozo de la circulación económica entre las clases sociales y entre el campo y la ciudad, pero no se menciona para nada el dinero; a este nivel, es como si los intercambios se basasen en el trueque.

Todas las clases sociales viven a expensas de los propietarios de la tierra.

Sea como fuere, si examinamos los medios de subsistencia de un habitante, encontramos siempre, al remontarnos hasta el origen, que estos medios surgen del fondo del propietario, ya sea en los dos tercios del producto que se atribuye al granjero, ya sea del tercio que resta al propietario.


E incluso el comercio exterior no altera este razonamiento:

Evidentemente en las grandes ciudades existen a menudo empresarios y artesanos que viven del comercio exterior, y, por consiguiente, a expensas de los propietarios de tierras en país extranjero
Los propietarios de la tierra son la clase social que rige la sociedad entera.

Todo esto hace que los propietarios tengan necesidad de otros habitantes, como éstos la tienen de los propietarios; pero en esta economía son los propietarios que disponen y dirigen sus dominios, quienes han de dar el giro y movimiento más ventajoso al conjunto. Así, todo en un Estado depende principalmente del arbitrio, los modos y maneras de vivir de los propietarios de las tierras, como trataré de esclarecer a lo largo de este Ensayo.


CAPÍTULO 13

L
A CIRCULACIÓN Y EL TRUEQUE DE BIENES Y MERCADERÍAS, LO MISMO QUE SU PRODUCCIÓN, SE REALIZA EN EUROPA POR EMPRESARIOS A RIESGO SUYO.

Nuevamente el título de este capítulo explica mucho de su contenido. Este capítulo, a la vista de los pensadores anteriores, contemporáneos y posteriores, es una gran novedad.

Cantillon considera que los empresarios son la única clase social con ingresos inciertos. En la categoría de empresarios entran los colonos que explotan la tierra, los comerciantes que compran al anterior sus productos agropecuarios y los transportan a las ciudades para venderlos al por mayor, los pequeños comerciantes de las ciudades que compran a los anteriores, los artesanos, etc. Los empresarios compran mercaderías a un precio (costo) cierto, las trasladan del campo a las ciudades o viceversa, para venderlas a un precio incierto, Asumen, pues, un riesgo evidente de pérdida económica, e incluso de quiebra. Todas las demás clases sociales obtienen unos ingresos ciertos.

Esta visión del empresario que asume riesgos desapareció, durante casi dos siglos de la literatura económica para reaparecer ya en el siglo XIX. Los economistas clásicos consideraban los beneficios del capital como la remuneración por abstenerse del consumo presente para aumentar el consumo futuro, como si la mera frugalidad monástica fuera suficiente causa u origen de los beneficios. Por otra parte, Marx considera que la verdadera fuente de riqueza es el trabajo, y no el capital, y que los beneficios son un robo al trabajador, a su verdadera remuneración. Por eso los austríacos consideran a Cantillon como un precursor de su escuela.

Es la primera vez que aparecen menciondas en la literatura económica las palabras riesgo y bancarrota, palabras que desaparecieron por muchos años. Sólo por esta aportación Cantillon merece entrar en la historia del pensamiento económico.

CAPÍTULO XIV

LAS FANTASÍAS, MODOS Y MANERAS DE VIVIR DEL PRÍNCIPE, Y EN PARTICULAR DE LOS PROPIETARIOS DE LAS TIERRAS SE DESTINAN EN UN ESTADO, Y CAUSAN, EN EL MERCADO, LAS VARIACIONES DE LOS PRECIOS DE TODAS LAS COSAS.

Los terratenientes son la clase social sobre la que pivota la sociedad entera.

Disponiendo, el propietario, de un tercio del producto de la tierra, es el protagonista en las posibles variaciones del consumo. Los labradores y artesanos viven al día, y no cambian su modo de vivir sino por necesidad; existen algunos colonos, maestros artesanos u otros empresarios acomodados que varían en sus gastos y consumo; y éstos toman siempre por modelo a los señores y propietarios de las tierras. Los imitan en su vestido, en su cocina y en su modo de vivir.


La comparación entre criados y cabalos como seres sustituibles en cuanto a su alimentación, es, la menos, original.

Si un señor o un propietario, que ha dado todas sus tierras en arriendo, tiene el capricho de cambiar su régimen de vida; si, por ejemplo, disminuye el número de sus criados y aumenta el de sus caballos, sus criados no sólo se verán obligados a abandonar la hacienda de este señor, sino que también habrán de hacerlo, en proporción, los artesanos y labradores antes ocupados en procurarles su sustento: la porción de tierra que se empleaba en mantenerlos será utilizada en mayor escala como praderas para los caballos, y si todos los propietarios de un Estado procediesen del mismo modo, pronto se multiplicaría el número de caballos y disminuiría el de los habitantes.


No se que clase social llevaría a cabo una política tan nefasta para el país y para sus propios intereses.

Cuando un propietario ha despedido un gran número de criados y aumentado el número de sus caballos, habrá demasiado trigo para el consumo de los habitantes, y, por consiguiente el trigo se venderá a bajo precio; en cambio, el heno será caro. Esto hará que los colonos aumenten la extensión de sus praderas y disminuyen las cantidad de trigo, para guardar proporción con el consumo. Es así como los caprichos o fantasías de los propietarios determinan el empleo que se da a las tierras, y ocasionan las variaciones del consumo que son causa de las de los precios en el mercado.
Lo que nos interesa es resaltar que Cantillon considera a los terratenientes la única clase social que tiene libertad amplia para decidir su gasto, mientras que las demás clases sociales viven al día y se ven constreñidos por sus escasos ingresos a gastar en cosas necesarias más que en cosas superfluas.

CAPÍTULO XV

LA MULTIPLICACIÓN Y EL DESCENSO EN EL NÚMERO DE HABITANTES DE UN ESTADO DEPENDEN PRINCIPALMENTE DE LA VOLUNTAD, DE LOS MODOS Y MANERAS DE VIVIR DE LOS TERRATENIENTES.

En este capítulo Cantillon trata sobre la población. Tras una pequeña leída apresurada podría pensarse que es una lectura malthusiana, pero nada más lejos de esto. Cantillon piensa que los habitantes de un territorio se adapan a la fertilidad del terreno; que donde hay tierras fertiles hay más población porque la tierra puede sustentar más población, como así ocurre en China, donde la gente vive casi exclusivamente de arroz y de agua de arroz, que viven casi desnudos, que levantan 3 cosechas al año, la gente cultiva algodón, y un acre de tierra produce suficiente algodón como para vestir a 5 personas, que llevan a los viajeros en sillas de mano para ahorrar la tierra para alimentar los caballos:

Aun siendo, como son, son numerosos los habitantes de la China, necesariamente guardan proporción con los medios de subsistencia, y no rebasan la cifra de los que el país puede sustentar, según el género de vid que les es propio; y sobre este pie, un solo acre de tierra basta para alimentar a varios de ellos.

De otro lado, los indios de Norteamérica:

De otro lado no hay país donde la multiplicación de las gentes sea más limitada que entre lo salvajes del interior de América. Menosprecian la agricultura, viven en los bosques y hallan su sustento en la caza de animales allí comunes. Como los árboles consumen el juego y substancia de la tierra, hay poco hierba para alimentar a esos animales; y como cada indio consume varios al año, de cincuenta a cien acres, no dan alimento bastante para un solo indio.

En medio de estos dos extremos, están los habitantes de Europa:

Mediante esos datos comprobamos que un hombre que vive con pan, ajo y tubérculos, que va vestido de cañamo, en ropa interior muy burda, se calza con zuecos y no bebe más que agua, como es el caso de muchos aldeanos en las regiones meridionales de Francia, puede subsistir a base del producto de un acre y medio de tierra de calidad mediana, que rinde seis veces la semilla y descansa una vez cada tres años...De otro lado, un hombre adulto, calzado con zapatos de cuero y medias, que lleva vestido de lana, vive en una casa y muda su ropa interior, posee lecho, sillas una mesa y otras cosas necesarias, que bebe moderadamente cerveza o vino y come todos los días carne, manteca, queso, pan, legumbres, etc. todo ello en cantidad suficiente pero moderada, puede procurarse todo esto con el producto de cuatro a cinco acres de tierra de mediana calidad.
Entonces no hay superpoblación ni subpoblación, simplemente las poblaciones se adaptan, por un lado, a la calidad y fertilidad de la tierra, y por el otro, según sus costumbres culturales sean unas u otras, la misma tierra puede alimentar a más o menos gente.

La teoría marxista dice que los modos de producción generan, a un nivel superior, la superestructura, en este caso, la cultural y las costumbres. La teoría de Cantillon es al revés.

La segunda parte de este capítulo trata de un argumento mercantilista:

Si un propietario o señor polaco, a quien sus colonos pagan anualmente un renta aproximadamente igual al producto del tercio de su tierra, acostumbra usar telas, lienzos, etc., de Holanda, pagará por estas mercancías la mitad de su renta, y acaso empleará la otra mitad para la subsistencia de su familia en otros artículos y mercaderías burdas, producidas en Polonia: así, la mitad de su renta, en nuestro supuesto, corresponde a las sexta parte del producto de sus tierras, y esta sexta parte será absorbida por los holandeses, a quienes los colonos polacos la entregarán en forma de trigo, lana, cañamo y otros artículos. He aquí pues una sexta parte de la tierra en Polonia sustraída a sus habitantes... Si las damas de París se complacen en llevar encajes de Bruselas, y Francia paga dichos encajes con vino de Champagne, hará falta pagar el producto de un solo acre, destinado al cultivo de lino, con el producto de más de 16,000 acres de viñedo, si mis cálculos son exactos.


Es una mentalidad muy precapitalista afirmar que las exportaciones agrícolas empobrecen a un país y las exportaciones de productos manufacturados lo enriquecen.


CAPÍTULO XVI

CUANTO MÁS TRABAJO HAY EN UN ESTADO TANTO MÁS RICO SE CONSIDERA, NORMALMENTE.

La mitad de la población de un país no trabaja, y la mitad de la otra mitad realiza trabajos no productivos. En la esta página se lee:

El capítulo decimosexto se titula Cuanto más trabajo hay en un Estado tanto más rico se considera, naturalmente. Este capítulo se inicia calculando la población productiva, que es una cuarta parte, la mitad no trabaja y dentro de los que trabajan una mitad lo hacen en trabajos no productivos, entre los que se encuentran los destinados al lujo por no contribuir a un aumento de la población. Este comentario es contradictorio con el del primer capítulo que definía riqueza como los alimentos, las comodidades y las cosas superfluas que hacen agradables la vida, donde mostraba el significado actual de riqueza.
En realidad, esta misma contradicción se puede observar en este mismo capítulo. Así, se lee:

Pero siempre resulta correcto decir que aquellos Estados cuyos habitantes se visten con paños finos, llevan buena ropa blanca, comen con mayor delicadeza y aseo, son más ricos y estimados que aquellos otros donde es tosco y grosero, y que los Estados donde se ve más habitantes que viven al estilo de los primeros, son más estimados que aquellos otros donde, en proporción, se ven menos.


Y en el párrafo siguiente:

Ahora bien, se empleásemos las veinticinco personas, por cada cien de que hemos hablado, en procurar cosas duraderas, como por ejemplo, en extraer de las minas hierro, plomo, estaño, cobre, etc., y en elaborarlos para confeccionar utensilios e instrumentos para la comodidad de los hombres —vasijas, vajilla, y otras cosas útiles, más duraderas que las que se confeccionan con barro — el Estado no sólo parecerá más rico sino que lo será realmente.
Por lo demás, se insiste en que las exportaciones son buenas si se trata de conseguir con ellas oro y plata.

También se insiste en que el trabajo es causa de riqueza:

Los conventos de frailes mendicantes son mucho más perniciosos para un Estado que los de los otros monjes. Los últimos no hacen otra daño sino ocupar tierras que podrían procurar al Estado militares y magistrados, pero lo mendicantes, que no desempeñan por su parte ningún trabajo útil, perturban el trabajo de los otros habitantes. Arrancan a los pobres, en forma de limosnas, parte de los medios de subsistencia que los haría más vigorosos en su trabajo Obligan a perder mucho tiempo en conversaciones inútiles, ello sin contar con la cizaña que llevan a las familias, y con que muchos de ellos son gente viciosa. La experiencia permite observar que los Estados que abrazaron el protestantismo y no tiene ni monjes ni mendigos, se han convertido visiblemente en los más poderosos. Disfrutan también de la ventaja de haber suprimido un gran número de fiestas en las que el trabajo se interrumpe, en los países católicos, romanos, donde la laboriosidad de los habitantes sufre sustanciales interrupciones.


C

Cantillon, Richard


Richard Cantillon (circa 1680-1734), reconocido por muchos historiadores como el primer gran teórico de la economia, fue un personaje oscuro. No se conoce mucho sobre su vida. Fue un irlandés con un apellido supuestamente español, que vivió en España, en Francia, donde hizo una gran fortuna de unos 20 millones de libras bajo el sistema de John Law.

Nació en Irlanda, y su familia tenía tierras en Ballyheigue, condado de Kerry, Irlanda. Uno de sus biógrafos, Murphy (1986) asegura que nació en Ballyronan, una población menor del municipio de Ballyheigue. Kery está en el suroeste de Irlanda, no muy lejos de las costas del norte de España. En los años previos, muchos comerciantes españoles se habían establecido en el suroeste de la perla verde. Posteriores investigaciones impugnaron esta tesis y demostraron que en realidad la familia provenía de Francia. En otros sitios se asegura que los Cantillon se asentaron en Irlanda en el siglo XII, que sus tierras fueron expropiadas en el siglo XVI, y uno de los Cantillon se estableció en Francia, donde fue reconocido como Barón de Ballyheigue. Posteriormente los Cantillon habían vuelto a su lugar de orígen. El material genealógico es abundante pero contradictorio. Parece que Cantillon tuvo al menos un antepasado en Francia llamado como él, Richard Cantillon, que tuvo negocios en el país galo a fines del XVII. En otros sitios se dice que tuvo orígenes normandos y que provenía de una familia jacobita, que sus antepasados huyeron de la invasión cromweliana de Irlanda y perdieron sus tierras, que más tarde volvieron y recuperaron sus tierras en la década de los 1670. Irónicamente, William Petty fue un adjunto del ejército inglés y fue responsable de supervisar las tierras expropiadas, probablemente también las tierras de los Cantillon. Sin embargo, no se duda que Richard Cantillon nació en Irlanda.

Entre las pocas cosas que podemos asegurar con certeza es que en 1708 estaba en Francia, donde tomó esta nacionalidad. Se dice que Cantillon afirmaba en París que nunca había llevado zapatos hasta su llegada a esta ciudad. Richard Cantillon trabajó en España en 1711 para el ejército inglés como contador del Pagador General de los Ejércitos Ingleses, donde realizó pagos para rescatar a soldados ingleses. Pero más tarde un primo banquero que residía en Paris le mandó llamar para que trabajara como secretario suyo. Entre 1717 y 1720 trabajó en la capital francesa en el banco de su primo, del que terminó siendo dueño. Se sabe que viajó bastante entre algunas capitales europeas, principalmente Londres y París, y que en 1720 estuvo un mes en Amsterdam, además de Londres y París en aquel mismo año. Hizo una gran fortuna especulando con títulos de la deuda del gobierno francés, pero vendió los títulos poco tiempo antes de que estallara la burbuja especulativa. Poco después de ese pelotazo especulativo, se casó con la hija de un general irlandés. O con Mary Anne Mahony, la hija de Daniel Mahony, un mercader parisino, en 1722. Apuesten por la versión verdadera.

Una vez convertido en millonario, se trasladó a Londres, donde escribió su libro Ensayo sobre el comercio en general. En 1734 fue asesinado por su cocinero, quien para encubrir su crimen, prendió fuego a la casa y escapó con objetos valiosos. Así pues, Cantillon fue el único economista que murió asesinado.

La vida de este personaje es tan oscura que no se conoce muy bien los orígenes de su fortuna. Está claro que en muy poco tiempo se apoderó del banco, pero tan súbito enriquecimiento como simple empleado bancario no puede tener un orígen lícito. Según una versión, Cantillon, que era el contador del banco, anotaba en la contabilidad del banco las pérdidas y los beneficios en su cuenta particular. Según esta versión, su primo falleció y la viuda exigió ver los libros y salieron a la luz las oscuras maniobras. Según esta versión, debió huir a Londres con toda esta fortuna. Una vez allí, al día siguiente de sacar 10.000 libras fue asesinado el 14 de mayo de 1734 y su casa devorada por las llamas. Al parecer, un tal Gerrit Buys, quién 7 meses después apareció en Surinam, que entonces era colonia holandesa, despertó las sospechas del gobernador de la Compañía de Surinam. Un tal Henry de Chausses, informó que el 11 de diciembre de 1734 uno de los 9 pasajeros del barco, el "caballero de Louvigny" despertó las sospechas del capitán porque entre sus pertenencias tenía un barril de pólvora, 16 rifles, muchos instrumentos y gran cantidad de guineas de oro. El capitán informó al gobernador su sospecha acerca del extraño pasajero y se libró orden de que compareciera para examinar su pasaporte. El pasajero no se dio por enterado y huyó. Ubicado su escondite, se secuestraron los bienes y documentos que el caballero había enterrado, que se comprobó eran documentos de Cantillon, e incluían detalles de sus tenencias de títulos y su testamento. Pero el misterioso personaje nunca pudo ser prendido.

Las dos versiones de la vida de Cantillon son contradictorias, aunque puede que la verdad se encuentre a mitad camino entre ambas, o que sea una combinación de ambas. En cualquier caso, el propio Cantillon tuvo interés en mantener en las sombras su propia vida, lo que da algo de verosimilitud a la versión segunda de su vida.

Una teoría más, o quizá deberíamos llamarla especulación, sobre la muerte de Cantillon es que caballero de Louvigny era en realidad el propio Cantillon. Según esta teoría, el cadaver que se encontró entre los restos de la casa era el de otra persona. Esta teoría se basa en dos únicos datos y una pregunta: la noche anterior, Cantillon sacó del banco 10.000 libras, una cantidad equivalente a lo que una persona con un buen nivel económico ganaría en toda su vida. El otro dato es que Cantillon tenía en aquel momento problemas con la ley. Y que cuando huyó, se llevó todo el dinero, pero abandonó el testamento de Cantillon y otros papeles del "difunto" Cantillon, que no tendrían ningun valor para el asesino.

Lo más apropiado que se puede decir es que la vida de Cantillon fue cualquier cosa menos aburrida.





EL SISTEMA DE JOHN LAW:

John Law (Edimburgo, 16 de abril de 1671 - Venecia, 29 de marzo de 1729) fue hijo de un orfebre (o Goldsmith) escocés, que a la muerte de su padre heredó una pequeña fortuna. Mató a un hombre en un duelo por disputarse los favores de la futura condesa de Orkney, fue condenado a muerte, después fue absuelto, el hermano del muerto recurrió, se revisó la condena y fue condenado a pena de carcel, pero escapó al continente. En Amsterdam estudió la banca y recorrió Europa para propagar, sin éxito, sus teorías.

En 1175, año de la muerte del todopoderoso rey Luis XIV, Law llegó a Francia donde se ganó la confianza del regente, el duque Felipe de Orleans.

La idea básica de Law era que los recursos estaban infrautilizados por la insuficiencia de la circulación monetaria. La idea era cierta. Los comerciantes se quejaban desde siglos antes de la escasez de monedas, lo mismo que los agricultores siempre se quejan del tiempo. La teoría en vigencia en aquel momento era la "mercantilista", que aseguraba que se podía paliar el déficit consiguiendo una balanza de pagos con el exterior positiva, lo cual, evidentemente, producía un flujo positivo de entrada de monedas de oro y plata y/o de ambos minerales.

Law quería cortocircuitar este proceso mediante la creación de un banco nacional y la emisión de un tipo de notas bancarias fiduciarias (billetes de banco).

La economía francesa estaba totalmente estrangulada y las finanzas públicas en bancarrota. El regente buscaba desesperádamente una solución. En palabras de Galbraith, “los hombres que buscaban desesperadamente una solución son fáciles de persuadir, porque necesitan desesperadamente que se los persuadan”.

En 1716, Law crea el Banque Royale, que se hizo cargo de las deudas de la corona, así como de las deudas particulares del propio duque Felipe de Orleans. El banco, a cambio, gozaría del privilegio y el monopolio de la emisión fiduciaria, novedad que Law pretendía imponer. Los billetes del banco estaban respaldados en oro y plata, para afrontar esas deudas. En 1717, Law creó la Compañía del Oeste (que era una mera copia de la Compañía de los Mares del Sur - South sea Company, de Ingalterra). La compañía después cambió el nombre a Compañía de las Indias, y por último, compañía del Mississippi. La Compañía tenía el privilegio de explotar las riquezas que se pudieran encontrar en los territorios franceses en América. La compañía, cualquiera que fuese su nombre, tenía un capital extraordinario para su época.

Law convenció a los franceses de que bajo Luisiana se encontraba un extenso yacimiento de minerales, algo que hoy se sabe es totalmente falso, y hasta ridículo. Pero en ese momento sólo había lugar para el optimismo, y los franceses pecaron de confiados, adquiriendo acciones de la Compañía del Oeste a un ritmo desenfrenado. “En 1719 el boom se había convertido en una especulación salvaje. El precio de las acciones subía a veces cada hora.” explica Galbraith.

Como suele suceder en este tipo de ocasiones, las acciones de la compañía se vendían a crédito, con un sólo y pequeño pago inicial. La gente hablaba de las extraordinarias ganancias que tendrían lugar en los territorios franco-americanos. Una vez iniciada la "bola de nieve" especulativa, la gente deseaba pagar las enormes cantidades que valían las acciones de la Compañía. Las acciones de la Compañía, que tenían un avalor nominal de 500 libras turnoise (l.t.), alcanzaron un valor 10.000 l.t. (casi un 6.700% sobre el valor inicial de venta y un 2000% sobre su valor nominal).

El prestigio del escocés también iba en un veloz ascenso. De haber nacido en Francia, probablemente lo habrían nombrado héroe nacional. Pero lo bueno dura poco, porque lentamente las dudas comenzaron a surgir. Los billetes perdieron su credibilidad, y la euforia inicial fue reemplazada por una sensación de suspicacias. Entonces, ocurría lo que John Law no deseaba que ocurriese jamás, la gente pretendía cambiar los billetes por el respaldo en oro y plata que les habían prometido. Claro que ese oro y esa plata estaban enterrados, supuestamente, en Luisiana. Pero realmente no estaba en ningún lado. La Banque Royale rechazó el respaldo de oro y plata que ella misma había estimulado, no aceptaba los billetes que había emitido desenfrenadamente, los cuales entonces carecieron de valor alguno. Finalmente, Law tuvo que huir de Francia. Estuvo cerca de morir en manos de los furiosos y engañados franceses, para quienes la vida de Law valía menos que los billetes de la Banque Royale.

Si bien, la economía francesa, que estaba totalmente deprimida en 1715, se aceleró durante los años de la especulación y de la circulación de los billetes de banco, al fracasar la idea de Law, la economía francesa entró en una profunda recesión, y la idea de crear un banco nacional y emitir billetes fiduciarios fue aparcada durante años.




COMO SE HIZO RICO:

Desde el principio, Cantillon se vio involucrado en el sistema de Law. Se introdujo en el sistema de Law desde las primeras etapas, y pronto estuvo actuando como banquero y agente de Law. Juntos inviertieron dinero en una expedición para comprar tierra en la región del Mississippi, aventura que quedó en nada. Lo más importante, sin embargo, es que compró acciones de la Compañía en los primeros meses de su existencia y las vendió tiempo después, cerca del pico de la cotización, cuando pensaba que el esquema estaba a punto de fracasar. Law pensó que Cantillon era un traidor y le amenazó con encerrarle en prisión. Law le rogó que volviera a la compañía, pero Cantillon se negó.

Hay dudas si Cantillon pensó desde el principio principio que el esquema de Law iba a fallar o si se convenció de ello más tarde. Pero está claro que Cantillon vió la oportunidad desde el principio y la aprovechó.

Cantillon compró acciones de la compañía inglesa South Sea Company. La fiebre especulativa de la compañía francesa se extendió a la inglesa, ya que los ingleses copiaron algunas de las acciones de dicha compañía, y el valor de las acciones pronto subió. Nuevamente Cantillon compró barato al principio y vendió caro antes de que las acciones se derrumbaran en la bolsa.

Una tercera oportunidad se le presentó a Cantillon especulando con las monedas. La moneda inglesa era la libra esterlina (le), y la francesa la libra turnoise (lt). A principios del siglo XVIII, ambos países tenían monedas de oro y plata. Las notas (billetes) del banco de Law y las acciones de su compañía estaban denominados en lt. Law pensaba devaluar (depreciar, bajar) el valor de las monedas de oro, y por lo tanto, aumentar el valor de la lt en términos de otras monedas y de los dos metales preciosos, como parte de un plan para desmonetizar los metales y avanzar sobre un sistema monetario basado en billetes. La idea era que la gente aceptaría con gusto las notas bancarias cuando conociera que el oro y la plata iban a perder valor.

Cantillon especuló contra Law prestando lt en Paris antes de que se revalorizara para cobrar un tiempo después en Londres en le. Sobre el papel hizo un gran beneficio, aunque tuvo dificultades en cobrar todos sus créditos de gente que había perdido mucho dinero y que blasfemaba contra él. Sin embargo fue gravado con impuestos altos en Francia, donde tras el fracaso del sistema de Law se pretendió imponer impuestos a aquellos que se habían lucrado con el sistema de Law.

En la última década de su vida, se vio envuelto en juicios, principalmente por Lady Mary Herbert, su amante, Joseph Gage, sus familias y asociados. Ellos habían pedido prestado dinero a Cantillon para comprar acciones de la Compañía cuando estas estaban subiendo rápidamente y lo habían perdido todo cuando el precio cayó. Pretendían recuperar lo perdido reclamando judicialmente aduciendo que Cantillon había cometido fraude con ellos. Cantillon fue incluso arestado y metido en prisión, aunque sólo por unas horas.

El asunto judicial se fue complicando, con acusaciones de bigamia, intentos de asesinato





Ensayo sobre el comercio en general.