CAPÍTULO 17
EL MERCANTILISMO SEGÚN WIKIPEDIA
Traducción de la página de mercantilismo de Wikipedia en inglés
Esta traducción se publica como introducción al tema.
El mercantilismo es una teoría económica que sostiene que la prosperidad de un estado depende de su oferta de capital, que el volumen global del comercio internacional es "inmutable", y que una de las partes se puede beneficiar solo a expensas del otro. "Inmutable", en este sentido, debe ser tomado en el sentido de que las economías europeas y globales como un juego de suma cero, pese a que este concepto no existía en la época mercantilista. Durante esa época, los bienes económicos o capital estaban representados por lingotes (oro, plata y valores de comercio), que se incrementaban de la mejor manera mediante un saldo positivo y sano de los intercambios comerciales con otros países (exportaciones menos importaciones).
La teoría asume que la riqueza y los activos monetarios son idénticos. El mercantilismo sugiere que el gobierno de turno debe avanzar en estas reglas jugando un papel en la economía mediante el fomento de las exportaciones y desalentando las importaciones, en particular mediante el uso de subsidios y aranceles, respectivamente. La teoría dominó las políticas económicas de Europa Occidental desde el siglo XVI hasta finales del XVIII,
El mercantilismo fue la escuela de pensamiento económico dominante en Europa durante los períodos de final del Renacimiento y al principio del período moderno (del siglo XV al XVIII). El mercantilismo alentó muchas de las guerras intra-europeas del período y, sin duda, alimentó la expansión europea y el imperialismo- tanto en Europa como en el resto del mundo- hasta principios del siglo XIX o principios del XX.
Para promocionar históricamente el mercantilismo se ha argumentado que existe desde los comienzos de la Historia escrita, y algunos autores señalan la política comercial de Atenas y su Liga Délica. Se menciona específicamente el control del valor del comercio en metales preciosos, necesario para la promoción de polis griegas. Además, la notoria competencia entre los monarcas medievales por el control del comercio en los mercados de las ciudades, además de la copiosa documentación de Venecia, Génova y Pisa en materia de control del comercio apunta claramente a una comprensión inicial de los principios mercantilistas. Sin embargo, como una escuela codificada, el nacimiento real del mercantilismo está marcado por el empirismo del Renacimiento, que comenzó a cuantificar el comercio a gran escala con precisión.
Inglaterra comenzó la primera aproximación a gran escala y de integración al mercantilismo durante la época isabelina (1558-1603). Una temprana declaración de principios apareció en el Discurso del Bien Común de este Reino de Inglaterra, de 1549: "Siempre debemos tener cuidado de no comprar a los extranjeros más de lo que les vendemos, por lo que nos empobrecen y les enriquecemos". Durante el período isabelino, la corte de la reina Isabel realizó diversos esfuerzos inconexos para desarrollar una flota naval y comercial capaz de desafiar el dominio español sobre el comercio y de aumentar el número de lingotes en el país. La reina Isabel promovió las Actas [leyes] de Comercio y Navegación en el Parlamento y dio órdenes al consejo del Almirantazgo para la protección y fomento del transporte ingleses. Una explicación sistemática y coherente de la balanza comercial se hizo pública en el libro de Tomas Mun, circa 1630 El Tesoro de Inglaterra Mediante el Comercio Exterior, o, La balanza de Nuestro Comercio Exterior es la Regla de Nuestro Tesoro.
Esos esfuerzos sirvieron para organizar los recursos nacionales en la defensa de Inglaterra contra el Imperio español, mucho más grande y poderoso, y a su vez preparó las bases para establecer un imperio global en el siglo XIX. Los primeros autores que articularon el sistema isabelino y que propiciaron el establecimiento del sistema mercantilista inglés fueron Gerard de Malynes y Thomas Mun, seguido a continuación por Josiah Child. Numerosos autores franceses ayudaron a cementar la política francesa alrededor del mercantilismo en el siglo XVII. Este mercantilismo francés fue muy bien articulado por Jean Baptiste Colbert (en el cargo desde 1665-1683), aunque la política fue en gran medida liberada en la época de Napoleón.
En Europa la creencia académica en el mercantilismo comenzó a declinar a finales del XVIII, especialmente en Inglaterra, a la luz de los argumentos de Adam Smith y los economistas clásicos. La derogación de las leyes de granos por Robert Peel simboliza el resurgimiento del libre comercio como un sistema alternativo. El mercantilismo nunca volvió a ser popular entre los economistas tan pronto el principio de la ventaja comparativa mostró los beneficios del comercio internacional. Sin embargo, durante la Gran Recesión los países aumentaron sus aranceles en un intento de proteger sus industrias, reduciendo considerablemente el comercio mundial.
Muchos de los economistas europeos que escribieron entre 1500 y 1750 generalmente son considerados como mercantilistas; este término fue usado inicialmente sólo por los críticos, tales como Mirabeu y Smith. pero fue rápidamente adoptado por los historiadores. Originalmente, el término inglés estándar fue "sistema mercantil". La palabra "mercantilismo" fue introducida en el inglés desde el alemán al principios del siglo XIX.
La mayor parte de lo que comúnmente se llama "literatura mercantilista" apareció en la década de 1620 en Gran Bretaña. Smith vio al comerciante Thomas Mun (1571-1641) como el mayor creador del sistema mercantil, sobre todo en su obra publicada póstumamente El Tesoro por el comercio exterior (1664), la que para Smith es el arquetipo o manifiesto del movimiento. Quizás, el último trabajo importante mercantilista Principios de Política Económica de James Steuart, publicado en 1767.
La "literatura mercantilista" también se extendió afuera de Inglaterra. Por ejemplo, Italia, Francia y España produjeron notorios escritores de temas mercantilistas, incluido los italianos Giovanni Botero (1544-1617) y Antonio Serra (1580-?); los franceses, Jean Bodin, Colbert y otros fisiócratas y los escritores españoles de la Escuela de Salamanca, Francisco de Vitoria (1480 ó 1483 - 1546), Domingo de Soto (1494 - 1560), Martín de Azpilcueta (1491 - 1586) y Luis de Molina (1535 - 1600). Los temas mercantilistas también fue tratados por los escritores de la escuela histórica alemana de List, así como los seguidores del "sistema americano" y del británico "imperialismo de libre comercio", lo que extiende el sistema al siglo XIX. Sin embargo, muchos escritores británicos como Mun y Misselden fueron comerciantes, mientras muchos de los escritores de otros países eran funcionarios públicos. Más allá de del mercantilismo como una forma de entender la riqueza y el poder de las naciones, Mun y Misselden son conocidos por sus puntos de vista sobre una amplia gama de asuntos económicos.
El abogado y experto austríaco Phillip Willhelm von Hornick en su Österreich Über Alles, Wenn Sie Nur Will, (Austria sobre todo, sólo ella) de 1684, detalla un programa de 9 puntos de lo que él considera la economía nacional eficaz, que resume los principios del mercantilismo integral:
La teoría asume que la riqueza y los activos monetarios son idénticos. El mercantilismo sugiere que el gobierno de turno debe avanzar en estas reglas jugando un papel en la economía mediante el fomento de las exportaciones y desalentando las importaciones, en particular mediante el uso de subsidios y aranceles, respectivamente. La teoría dominó las políticas económicas de Europa Occidental desde el siglo XVI hasta finales del XVIII,
INFLUENCIA
El mercantilismo fue la escuela de pensamiento económico dominante en Europa durante los períodos de final del Renacimiento y al principio del período moderno (del siglo XV al XVIII). El mercantilismo alentó muchas de las guerras intra-europeas del período y, sin duda, alimentó la expansión europea y el imperialismo- tanto en Europa como en el resto del mundo- hasta principios del siglo XIX o principios del XX.
Para promocionar históricamente el mercantilismo se ha argumentado que existe desde los comienzos de la Historia escrita, y algunos autores señalan la política comercial de Atenas y su Liga Délica. Se menciona específicamente el control del valor del comercio en metales preciosos, necesario para la promoción de polis griegas. Además, la notoria competencia entre los monarcas medievales por el control del comercio en los mercados de las ciudades, además de la copiosa documentación de Venecia, Génova y Pisa en materia de control del comercio apunta claramente a una comprensión inicial de los principios mercantilistas. Sin embargo, como una escuela codificada, el nacimiento real del mercantilismo está marcado por el empirismo del Renacimiento, que comenzó a cuantificar el comercio a gran escala con precisión.
Inglaterra comenzó la primera aproximación a gran escala y de integración al mercantilismo durante la época isabelina (1558-1603). Una temprana declaración de principios apareció en el Discurso del Bien Común de este Reino de Inglaterra, de 1549: "Siempre debemos tener cuidado de no comprar a los extranjeros más de lo que les vendemos, por lo que nos empobrecen y les enriquecemos". Durante el período isabelino, la corte de la reina Isabel realizó diversos esfuerzos inconexos para desarrollar una flota naval y comercial capaz de desafiar el dominio español sobre el comercio y de aumentar el número de lingotes en el país. La reina Isabel promovió las Actas [leyes] de Comercio y Navegación en el Parlamento y dio órdenes al consejo del Almirantazgo para la protección y fomento del transporte ingleses. Una explicación sistemática y coherente de la balanza comercial se hizo pública en el libro de Tomas Mun, circa 1630 El Tesoro de Inglaterra Mediante el Comercio Exterior, o, La balanza de Nuestro Comercio Exterior es la Regla de Nuestro Tesoro.
Esos esfuerzos sirvieron para organizar los recursos nacionales en la defensa de Inglaterra contra el Imperio español, mucho más grande y poderoso, y a su vez preparó las bases para establecer un imperio global en el siglo XIX. Los primeros autores que articularon el sistema isabelino y que propiciaron el establecimiento del sistema mercantilista inglés fueron Gerard de Malynes y Thomas Mun, seguido a continuación por Josiah Child. Numerosos autores franceses ayudaron a cementar la política francesa alrededor del mercantilismo en el siglo XVII. Este mercantilismo francés fue muy bien articulado por Jean Baptiste Colbert (en el cargo desde 1665-1683), aunque la política fue en gran medida liberada en la época de Napoleón.
En Europa la creencia académica en el mercantilismo comenzó a declinar a finales del XVIII, especialmente en Inglaterra, a la luz de los argumentos de Adam Smith y los economistas clásicos. La derogación de las leyes de granos por Robert Peel simboliza el resurgimiento del libre comercio como un sistema alternativo. El mercantilismo nunca volvió a ser popular entre los economistas tan pronto el principio de la ventaja comparativa mostró los beneficios del comercio internacional. Sin embargo, durante la Gran Recesión los países aumentaron sus aranceles en un intento de proteger sus industrias, reduciendo considerablemente el comercio mundial.
TEORÍA
Muchos de los economistas europeos que escribieron entre 1500 y 1750 generalmente son considerados como mercantilistas; este término fue usado inicialmente sólo por los críticos, tales como Mirabeu y Smith. pero fue rápidamente adoptado por los historiadores. Originalmente, el término inglés estándar fue "sistema mercantil". La palabra "mercantilismo" fue introducida en el inglés desde el alemán al principios del siglo XIX.
La mayor parte de lo que comúnmente se llama "literatura mercantilista" apareció en la década de 1620 en Gran Bretaña. Smith vio al comerciante Thomas Mun (1571-1641) como el mayor creador del sistema mercantil, sobre todo en su obra publicada póstumamente El Tesoro por el comercio exterior (1664), la que para Smith es el arquetipo o manifiesto del movimiento. Quizás, el último trabajo importante mercantilista Principios de Política Económica de James Steuart, publicado en 1767.
La "literatura mercantilista" también se extendió afuera de Inglaterra. Por ejemplo, Italia, Francia y España produjeron notorios escritores de temas mercantilistas, incluido los italianos Giovanni Botero (1544-1617) y Antonio Serra (1580-?); los franceses, Jean Bodin, Colbert y otros fisiócratas y los escritores españoles de la Escuela de Salamanca, Francisco de Vitoria (1480 ó 1483 - 1546), Domingo de Soto (1494 - 1560), Martín de Azpilcueta (1491 - 1586) y Luis de Molina (1535 - 1600). Los temas mercantilistas también fue tratados por los escritores de la escuela histórica alemana de List, así como los seguidores del "sistema americano" y del británico "imperialismo de libre comercio", lo que extiende el sistema al siglo XIX. Sin embargo, muchos escritores británicos como Mun y Misselden fueron comerciantes, mientras muchos de los escritores de otros países eran funcionarios públicos. Más allá de del mercantilismo como una forma de entender la riqueza y el poder de las naciones, Mun y Misselden son conocidos por sus puntos de vista sobre una amplia gama de asuntos económicos.
El abogado y experto austríaco Phillip Willhelm von Hornick en su Österreich Über Alles, Wenn Sie Nur Will, (Austria sobre todo, sólo ella) de 1684, detalla un programa de 9 puntos de lo que él considera la economía nacional eficaz, que resume los principios del mercantilismo integral:
- Que cada pulgada del suelo de un país debe ser utilizado por la agricultura, la minería o la manufactura.
- Que todos los materiales sin transformar de un país deben ser utilizados en la manufactura doméstica, ya que los productos terminados tienen un valor mayor que los materiales sin transformar.
- Que debe fomentarse una población grande y trabajadora.
- Que todas las exportaciones de oro y plata deben ser prohibidas y todo el dinero nacional debe mantenerse en circulación.
- Que todas las importaciones de bienes extranjeros deben ser desalentadas, tanto como sea posible.
- Que donde haya ciertas importaciones que sean indispensables, estas deben ser obtenidas de primera mano, a cambio de otras exportaciones de bienes nacionales en vez de oro y plata.
- Que tanto como sea posible, las importaciones deben ser de materiales sin transformar, que puedan ser terminadas en el propio país.
- Que se deben buscar constantemente las oportunidades de vender los excedentes del país a los extranjeros, siempre que sea necesario obtener oro y plata.
- Que no debe permitirse ninguna importación si esas mercancías son suministradas suficiente y convenientemente.
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